¿Es positivo el rumor?
Depende de como se mire. Lo que está claro
es que está continuamente presente en nuestras vidas y que bien
gestionado, puede jugar un papel estratégico regulador dentro de la
cultura empresarial.
Como comunicación oral interpersonal, el rumor
requiere la mediación de una serie de actores que, en complicidad,
deciden presionar a un grupo o persona mediante la creación de un
mensaje interesante y ambiguo, de fuente desconocida pero fiable.
Su transmisión es encadenada y exponencial ya que el emisor del rumor transmitirá el mensaje a otros receptores cómplices seleccionados y éstos, a su vez, a otros que lo seguirán difundiendo de forma rápida y creciente hasta que se interrumpa y muera.
Su transmisión es encadenada y exponencial ya que el emisor del rumor transmitirá el mensaje a otros receptores cómplices seleccionados y éstos, a su vez, a otros que lo seguirán difundiendo de forma rápida y creciente hasta que se interrumpa y muera.
¿Que información nos aporta?
En
primer lugar es una forma de tantear el terreno ya que no siempre el
rumor encuentra el momento adecuado para su expansión sino que hay que
saber escoger el momento idóneo para lanzarlo, también puede ayudar en
momentos importantes como la toma de determinadas decisiones. EL rumor
surge fundamentalmente cuando la organización tiene miedo a comunicar y a
la transparencia, sobre todo en momentos importantes. La carencia de
información en determinados momentos hace que, inevitablemente, surja el
rumor.
En general, el rumor suele ser negativo. Cuando
afecta a la empresa, y sobre todo a las personas, hay que tomar medidas
urgentes y de forma profesional, pero siempre teniendo en cuenta los
mecanismos que originan y definen el fenómeno. En consecuencia, la
información parcial y a veces mal intencionada que se presenta en el
ambiente en forma de rumor, genera un mal irreversible.
Los
empleados de la empresa no son tontos. Cuando saben que algo malo pasa
en su organización, y no tienen los elementos necesarios para saber las
consecuencias el resultado es que se genera nerviosismo. A la larga,
quien paga el costo de la desinformación o de los rumores fundados o
infundados es la propia organización que cuenta con empleados que se
sienten traicionados y que por lo tanto no realizan sus funciones al
100% de su capacidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario